En octubre de este año, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI) y el Financiador de Estudios y Proyectos (Finep) anunció que finalmente se liberaron 243 millones de reales para iniciar la construcción de Reactor Multipropósito Brasileño (RMB).
La noticia llega en medio de un calentamiento en el segmento de la medicina nuclear en Brasil y aumenta las expectativas con respecto a la posibilidad de un escenario en el que el país tenga la autonomía necesaria para satisfacer sus propias demandas.
La idea es que el RMB sea uno de los principales centros de investigación de tecnología nuclear de Brasil, lo que incluye el desarrollo de equipos para el sector de la salud. En palabras de la ministra Luciana Santos, el reactor «permitirá la autonomía de nuestro país en la producción de radioisótopos, utilizado en la fabricación de fármacos para tratamiento del cáncer. Así, reduciremos los riesgos de escasez, reduciremos los costos y tendremos mejores condiciones para atender a la población».
Si bien las tecnologías nucleares están más asociadas con las pruebas de diagnóstico por imágenes para el diagnóstico del cáncer, estos recursos también se utilizan para detectar y tratar afecciones en otras áreas, como la cardiología, la neurología, la oncología, la tiroides, el linfoma, las metástasis óseas y los tumores endocrinos.
El concepto de medicina nuclear
Según la definición del Instituto Nacional de Imágenes Biomédicas y Bioingeniería, fundado en los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de los Estados Unidos, medicina nuclear «es una especialidad médica que utiliza trazadores radiactivos para evaluar las funciones corporales, diagnosticar y tratar enfermedades».
En este segmento, los principales ejemplos de tecnología de diagnóstico son la tomografía computarizada por emisión de fotón único (SPECT) y tomografía por emisión de positrones (PET Scans).
SPECT— El equipo de imágenes SPECT proporciona imágenes tridimensionales de la distribución de las moléculas trazadoras radiactivas que se han introducido en el cuerpo del paciente. Para generar imágenes 3D computarizadas, los detectores de cámaras gamma capturan las emisiones de rayos gamma emitidas por los marcadores que se inyectan en el paciente.
PET — La tomografía por emisión de positrones, por otro lado, también utiliza radiofármacos para crear imágenes tridimensionales. Sin embargo, la principal diferencia entre la SPECT y la PET es el tipo de radiotrazadores utilizados. Mientras que la SPECT mide los rayos gamma, la PET produce partículas diminutas denominadas positrones.
Para una mejor comprensión del tema, considere que un positrón Es una partícula similar a un electrón, pero con carga positiva. Cuando un positrón encuentra un electrón en el cuerpo, ambos se aniquilan entre sí y liberan energía en forma de dos fotones, que se mueven en direcciones opuestas. El tomógrafo de emisión de positrones detecta estos fotones y, con esta información, crea imágenes detalladas de los órganos internos.
Entre otras definiciones importantes, también están las Radiotrazadores o radiofármacos, sustancias que contienen átomos radiactivos y emiten radiación detectable. Se administran al paciente y se acumulan en órganos o estructuras específicos del cuerpo, lo que permite observar las áreas problemáticas en las pruebas de diagnóstico por imágenes. En otras palabras, además de facilitar el diagnóstico, también ayuda en el seguimiento de las enfermedades y, en ocasiones, en los tratamientos terapéuticos.
Dentro de esta clasificación, un resumen publicado en Revista Remecs en 2018, destaca que los radiofármacos más utilizados en Brasil son:
- Tecnecio 99 — el más utilizado en Brasil, es necesario para la gammagrafía para detectar anomalías en el funcionamiento de órganos, como el corazón, los riñones y la tiroides, debido a su corta vida media y versatilidad.
- Flúor 18 — ampliamente utilizado en la tomografía por emisión de positrones (PET), siendo uno de los más comunes para la detección del cáncer y la evaluación de las actividades metabólicas en los tejidos. La sustancia más utilizada junto con el F-18 es la fluorodesoxiglucosa (FDG), que ayuda a evaluar el consumo de glucosa por parte de las células, que suele ser elevado en las células cancerosas.
- Xenón 133 — se utiliza en las pruebas de ventilación pulmonar, ya que permite evaluar la función respiratoria de los pulmones. Ayuda en el diagnóstico de enfermedades como el enfisema y la embolia pulmonar.
- Yodo 123 — utilizado para la gammagrafía tiroidea y el diagnóstico del hipertiroidismo. La combinación de una vida media más corta y una menor emisión de radiación lo hacen útil para exámenes sin fines terapéuticos.
- Talio 201 — utilizado en la gammagrafía miocárdica, ayuda a evaluar el flujo sanguíneo del corazón e identificar áreas con posibles problemas de irrigación. Es especialmente útil en pacientes con sospecha de enfermedad coronaria.
- Yodo 131 — tiene aplicaciones tanto diagnósticas como terapéuticas, especialmente en el tratamiento del cáncer de tiroides y el hipertiroidismo, ya que el I-131 es absorbido por el tejido tiroideo y emite radiación que destruye las células afectadas.
- Galio 67 — El galio, que se utiliza con frecuencia para identificar linfomas, infecciones y fiebres de origen desconocido, se acumula en los tejidos inflamatorios o en los tumores, lo que permite controlar la actividad de la enfermedad.
- Criptón 81 — utilizado en las pruebas de ventilación pulmonar. Es similar al xenón 133, pero con propiedades que permiten obtener imágenes respiratorias rápidas y de alta resolución, lo que resulta ideal para diagnosticar problemas respiratorios agudos.
La amenaza de la escasez
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para 2050, la incidencia de casos de cáncer aumentará en un 77%, en comparación con las cifras de 2022, año en el que se registraron más de 20 millones de casos.
Teniendo en cuenta que los principales recursos para el diagnóstico y el tratamiento de los cánceres son los equipos de medicina nuclear, se espera que este segmento esté bajo presión en el futuro. Actualmente, según la Sociedad Brasileña de Medicina Nuclear (SBMN), alrededor de 2 millones de brasileños dependen de las tecnologías de la medicina nuclear para realizar pruebas y tratamientos de salud. En la práctica, se realizan alrededor de 9 mil procedimientos diarios.
Sin embargo, la oferta de la demanda actual ya es motivo de preocupación en varios países. En este sentido, la crisis está asociada principalmente a la escasez de materias primas para la producción de radiofármacos.
Por ejemplo, como señaló BBC, tras la interrupción de la producción de radioisótopos en los Países Bajos en octubre de este año, el Reino Unido se encontró con una escasez de materias primas, lo que retrasó la realización de varias pruebas para el diagnóstico del cáncer. El panorama preocupa a las familias y a los especialistas, ya que cuanto antes se inicie un tratamiento, más probabilidades hay de que la enfermedad entre en remisión.
En 2021, una situación similar afectó a Brasil. En ese momento, el Instituto de Investigación Energética y Nuclear tuvo que dejar por completo de producir radiofármacos durante diez días, debido a la dificultad de importar radioisótopos, según Informe de la Revista Pesquisa FAPESP.
El reactor multipropósito brasileño
Aunque se aprobó en 2008, la construcción de Reactor Multipropósito Brasileño (RMB) solo ganó velocidad recientemente. Uno de los principales impulsores fue la reestructuración del PAC (Programa de Aceleración del Crecimiento), anunciado en septiembre de 2023, que, con los cambios, ahora abarca proyectos en las áreas de ciencia, salud, educación, inclusión digital y transición energética.
En total, se espera que el PAC genere 240 mil millones de reales en inversiones. Sin embargo, con la participación de iniciativas privadas, el gobierno espera alcanzar el nivel de 1 billón de reales en los próximos cuatro años. De esta cantidad, alrededor de 2,5 mil millones de reales deberían asignarse al RMB. Para 2026, se estima que el proyecto habrá recibido alrededor de mil millones de reales.
Según un estudio FGV Energia, en colaboración con la Asociación Brasileña para el Desarrollo de las Actividades Nucleares (Abdan) y Eletronuclear, la medicina es la segunda área más grande para utilizar la tecnología nuclear en Brasil. Como destaca el análisis, se realizan alrededor de 60 procedimientos en más de 400 servicios repartidos por todo el país.
El país depende actualmente de proveedores extranjeros para satisfacer las demandas de radioisótopos en hospitales y clínicas. Uno de los más buscados es el molibdeno-99, utilizado en la producción de tecnecio-99, ya que es un radiofármaco utilizado en la gammagrafía.
Por lo tanto, con su propio reactor, Brasil debería poder llenar el vacío dejado por el reactor canadiense, que representó más del 40% de la demanda mundial de tecnecio-99.
También según el estudio de la FGV, la garantía de estabilidad en el suministro de estos insumos debería generar un ahorro anual de más de 13 millones de dólares en costos de importación.
Además, al reducir la dependencia internacional, también será posible considerar la posibilidad de ampliar la oferta de servicios de medicina nuclear, como aumentar el número de clínicas y hospitales que ofrecen estos tratamientos en el país. Ampliar el suministro de tecnologías nucleares sería especialmente beneficioso para países como Brasil. Según un estudio publicado en JAMA Network Open, para 2050 se espera que la mortalidad por cáncer aumente un 146% en los países de bajos ingresos.
Entre otras promesas, el RMB aún puede generar impactos positivos en el mercado laboral y la economía del sector. Según las proyecciones, para 2036, la cantidad de empleos directos podría triplicarse en comparación con los datos de 2021, alcanzando alrededor de 8.300 empleos. Al mismo tiempo, se espera que los ingresos del sector para 2036 superen los 535 millones de reales, en comparación con los 210 millones registrados en 2021, y que el número de procedimientos realizados supere los 3,6 millones.
Además de los beneficios para la salud, el reactor multipropósito brasileño también debería proporcionar avances para la investigación científica nacional, así como ampliar la capacidad de desarrollo en campos como la física nuclear y biomedicina.
Finalmente, siguiendo esta línea, la medicina nuclear brasileña ha registrado otros avances este año, como:
- Prueba de diagnóstico por imágenes específica para el cáncer de próstata — el Centro Tecnológico de Medicina Molecular de la UFMG celebró su primera prueba de imagen específica para el cáncer de próstata utilizando el marcador 18F-PSMA.
- Unicamp inaugura estructura para la producción de radiofármacos — el Hospital de Clínicas da Unicamp inauguró una nueva estructura de radiofarmacia para producir radiofármacos específicos para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer y otras enfermedades. La instalación incluye equipos que permiten el desarrollo de nuevas moléculas y reducen la dependencia de las importaciones, lo que es especialmente importante debido a la corta vida media de estos compuestos.
- Asociación entre Fiocruz y la Universidad de Coimbra — las instituciones firmaron un acuerdo para desarrollar radiofármacos en Brasil. Además de tratar de registrar estos productos en el mercado local, la colaboración debería permitir ampliar la cartera de fármacos radiactivos de Farmanguinhos, reducir los costos y fortalecer los servicios del SUS. La asociación también incluye un programa educativo para capacitar a profesionales calificados.
- Técnica de medicina nuclear para estudiar el Alzheimer en personas con síndrome de Down — en la Universidad de São Paulo (USP), investigadores mapearon la presencia de neuroinflamación en personas con síndrome de down utilizando técnicas de medicina nuclear. En la investigación, se detectó la presencia de una placa beta-amiloide formada por fragmentos de péptidos amiloides, que se depositan entre las neuronas y provocan inflamación e interrumpen la comunicación neuronal.