Es posible que recuerde Chile por sus hermosos paisajes, como el desierto de Atacama y la Patagonia. Sin embargo, el país es más que eso: es un estado con una economía estable y altos niveles de desarrollo humano. Aun así, brindar un acceso equitativo y de calidad a la atención médica es un desafío para los chilenos, al igual que en Colombia y Argentina.
En la actualidad, los principales problemas del sistema de salud chileno están asociados con las desigualdades regionales, la crisis del sistema privado, la falta de fondos en el sector de la salud y las malas condiciones laborales.
La salud de los chilenos
En general, podemos decir que el sistema de salud chileno es complejo y está marcado por avances, pero también por varios desafíos. A pesar de los indicadores positivos, como la alta esperanza de vida, que era de 79,3 años en 2020, y la ejemplar cobertura vacunal contra las principales enfermedades infantiles, el país aún enfrenta problemas estructurales.
Uno de los principales desafíos es la desigualdad en el acceso a la salud. Por ejemplo, en 2020, El 76% de la población dependía del sistema público (Fonasa). En este segmento, la falta de fondos del gobierno termina generando largas filas de espera, una infraestructura deficiente en algunas regiones y una falta de profesionales en especialidades específicas.
Mientras tanto, 2El 4% de los chilenos tenía planes de salud privados en el marco de ISAPRES. Esto significa que los servicios se ofrecen más rápido y el acceso a los especialistas es más fácil. Por otro lado, los costos mensuales pueden ser altos.
El momento actual de iSapres es el de una crisis financiera que parece seguir creciendo, como resultado del aumento de la judicialización y la cesación de pagos.
En el sector público, la financiación es limitada no solo para la infraestructura, sino también para los equipos y los profesionales. Como resultado, los profesionales de la salud están abrumados y es común que carezcan de suministros básicos.
A pesar de esto, la población chilena todavía tiene una de las tasas de mortalidad infantil más bajas de América Latina. Los datos más recientes indican que la mortalidad infantil en Chile es de alrededor de 4,1 por cada mil nacidos vivos. Mientras tanto, en Brasil, por ejemplo, la tasa es de 6,1 por cada mil nacidos vivos. Por el contrario, los países de América del Sur con las tasas más bajas son Cuba y Uruguay. Vea más en el gráfico de abajo:
Una de las razones por las que los índices de salud en Chile no son tan bajos como en otros países puede estar relacionada con la creación de programas como el GES (Garantías de salud explícitas), cuyo objetivo es brindar una asistencia ampliada para combatir 80 enfermedades prioritarias.
En esta lista se destacan las afecciones cardiovasculares, oncológicas, respiratorias, digestivas, metabólicas, mentales y musculares. Entre las enfermedades oncológicas, se hace hincapié en la lucha contra los cánceres de pulmón, mama, próstata, gástrico y colorrectal, el linfoma de Hodgkin y la leucemia mieloide aguda, entre otras.
Con respecto a las afecciones cardiovasculares, el infarto agudo de miocardio, el accidente cerebrovascular isquémico y la hipertensión arterial grave se encuentran entre los primeros de la lista. Entre otros, el GES también prioriza los tratamientos contra:
- asma grave;
- enfermedad de Crohn;
- diabetes mellitus tipo 1 y 2;
- hidrocefalia congénita;
- esclerosis múltiple;
- epilepsia;
- autismo;
- esquizofrenia;
- y artritis reumatoide.
Pero, ¿cómo se hace todo esto en la práctica?
Cómo funciona el sistema de salud de Chile
Al igual que en Brasil, el sistema de salud chileno es un Coed de servicios públicos y privados. La población puede elegir entre el sistema público, gestionado por el Fondo Nacional de Salud (FONASA), que ofrece una cobertura amplia y gratuita (o de bajo costo), y el sistema soldados, gestionado por las instituciones de seguridad social (ISApres), que ofrece planes de salud personalizados y más rápidos, pero a un costo mayor.
FONASA, o Sistema público chileno
El Sistema Nacional de Servicios de Salud (SNSS) es el sistema de salud pública de Chile. Controlados por el Fondo Nacional de Salud (FONASA), son responsables de atender a casi el 80% de la población. Su financiación se lleva a cabo mediante la recaudación de impuestos y contribuciones obligatorias del 7% del salario de los trabajadores.
Aunque es pública, FONASA también permite el acceso a clínicas privadas afiliadas, gracias a los copagos incluidos en cada cobertura. Dentro de este sistema, el sistema se basa en una cobertura basada en cuatro clasificaciones: grupos A, B, C y D. Esta división corresponde al nivel de vulnerabilidad social e ingresos de cada beneficiario y funciona de la siguiente manera:
- Grupo A - Personas con menos recursos económicos y que utilizan los programas sociales del gobierno.
- Grupo B - Incluye a las personas cuyos ingresos imponibles mensuales son iguales o inferiores a 276.000 pesos y a las personas que reciben pensiones básicas de solidaridad, para las que reciben tratamiento gratuito en hospitales y oficinas públicas.
- Grupo C - Cubre a las personas con una renta imponible mensual superior a 276.000 pesos, y en este grupo se incluyen menores o iguales a 402.960 pesos. Esto indica que pagan una cuota del 10% en los hospitales públicos. Sin embargo, si tiene tres o más familiares dependientes, se le asignará al grupo B.
- Grupo D - Por último, este grupo considera a quienes tienen una renta imponible mensual de más de 402.961 pesos. Este público paga el 20% de la cuota en los hospitales públicos. Sin embargo, con tres o más familiares dependientes, el usuario está orientado al grupo C.
Aún con respecto a FONASA, hay dos tipos de atención: la modalidad de libre elección (MLE) y la modalidad de asistencia institucional (MAI).
En la MLE, es posible recibir tratamiento en centros privados o con un profesional de seguro médico. En el MAI, por otro lado, lo que ocurre es la autorización de las prestaciones médicas a los beneficiarios de otros establecimientos públicos que integran la red de salud, como:
- CESFAM (Centros de Salud Familiar)
- SAPU (Servicio de Atención Primaria de Emergencias)
- CRS (Centros de referencia de salud)
- CDT (Centros de Diagnóstico Terapéutico)
- Hospitales públicos
No NUNCA, quienes utilizan estos servicios son personas de los grupos B, C y D, mediante la compra de bonos de servicio.
Ya MACHO por lo general se asocia con los usuarios de planes de salud. Esto se debe a que la modalidad ofrece subsidios para que los beneficiarios y afiliados reciban servicios en una de las ISAPRE.
SE ABRE, El sistema privado de Chile
Mientras tanto, las ISAPRES (Instituciones de Salud de la Seguridad Social) son organizaciones privadas de la atención médica, que atiende a alrededor del 20% de la población, generalmente compuesta por trabajadores con mayor poder adquisitivo.
En estas instituciones, los planes de salud varían en cuanto a cobertura y costo, basándose en una contribución obligatoria del 7% de sus salarios. Los servicios se pueden extender con pagos adicionales.
Como sabemos en Brasil, los beneficiarios de IsaPres tienen acceso a una red de proveedores privados, que incluye clínicas y hospitales. Es común que en estos lugares el tiempo de espera sea más corto y que las instalaciones sean más modernas, en comparación con las del sector público.
Con respecto al tipo de atención, los usuarios de IsaPres pueden recibir reembolsos si son tratados únicamente por el médico de familia designado por el proveedor del plan de salud.
Por otro lado, el sistema controlado por la Superintendencia de Salud es criticado por las exclusiones de cobertura asociadas a enfermedades preexistentes y por su falta de estandarización en los planes de salud.
Desafíos y debates del momento
En lo que respecta a la salud, las principales preocupaciones de los chilenos están asociadas con el financiamiento y la sostenibilidad del sistema. Con el aumento de la esperanza de vida, así como el aumento de la incidencia del cáncer en el mundo y otros problemas, los costos de la atención médica siguen aumentando.
Actualmente, hay propuestas de reforma del FONASA, con la intención de hacerlo más eficiente y equitativo. Entre las soluciones presentadas, se discute la posibilidad de aumentar la contribución obligatoria y/o reformular los niveles de cobertura.
También hay un gran interés por la tecnología y la digitalización, ya que con ellas es posible mejorar la eficiencia y el acceso a los servicios. La telemedicina, por ejemplo, es un recurso cada vez más buscado.
Además, el actual presidente Gabriel Boric también anunció que debe ampliar la atención primaria y fortalecer la prestación de servicios de salud mental. Entre las medidas para los dos primeros años de gobierno, propone la universalización de la atención primaria de salud, razón por la cual se creó APSuniversal, que ya atiende a 21 municipios del país. Se estima que hasta ahora más de 49.000 personas se han beneficiado de la expansión del servicio.
Para ampliar el acceso a la salud, en 2022 el gobierno implementó el programa»Copago cero», cuyo propósito es permitir a los usuarios de nivel C y D de FONASA disfrutar de todos los servicios de salud pública sin tener que pagar ninguna tarifa adicional para este fin. Según lo publicado en Portal gubernamental este año, se estima que el programa ha beneficiado a más de 1 millón de personas, generando ahorros de 138 mil millones de dólares para los ciudadanos.
¿Posibles soluciones?
Pensando en el futuro, en diciembre de 2023, Chile firmó, en alianza con el Banco Mundial, el Programa de cobertura primaria de salud universal y resiliente, que busca mejorar el acceso de la población a servicios de salud de calidad.
Mediante un préstamo de 200 millones de dólares, Chile debe implementar el proyecto de forma gradual, para llegar al menos a 187 de los 346 municipios del país a finales de 2027. Este dinero está destinado a ampliar los servicios de telemedicina y construir nuevas oficinas en áreas donde no hay infraestructura de salud.
Además, el país ya está trabajando en el desarrollo de planes de contingencia para hacer frente a los desastres naturales y otras emergencias de salud pública que puedan ocurrir. En este marco, se espera que los profesionales de la salud y la población se sometan a simulacros para hacer frente a los desastres naturales y otras situaciones de crisis. Los recursos también están destinados a adaptar la infraestructura de las unidades de salud, de modo que sean más resistentes a los fenómenos naturales extremos.
La tecnología también está en el punto de mira. El programa prevé que el país despliegue plataformas de salud digitales para la gestión primaria de la salud, lo que incluye el uso de inteligencia artificial para optimizar los flujos de pacientes y asignar recursos. Estas herramientas también deberían permitir la gestión de los recursos públicos con mayor transparencia, además de permitir la evaluación de la eficacia de las acciones del programa.
Y tú, ¿tienes más ideas para la salud chilena?