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Argentina: los desafíos del sector de la salud en 2024

Los problemas relacionados con la compensación y la cadena de suministro representan un desafío para los sistemas de salud del país

Leticia Maia

Argentina vive una aguda crisis económica y no hay sector en el país que no haya sentido el impacto de esta realidad. Para entender la gravedad de la situación, vale la pena considerar algunos datos.

Por ejemplo, solo entre abril y mayo de este año, los argentinos registraron la tasa anual de inflación Muévete entre 250% y 300%. Además, el primer trimestre de 2024 fue una combinación de altibajos. Esto se debe a que, por primera vez desde 2008, el país pudo recaudar más de lo que gastó. Por otro lado, el Producto interno bruto (PIB) caído 5%.

En el análisis de los economistas entrevistados por G1, por ejemplo, la percepción general es que «el tipo de cambio sigue siendo inestable, el crecimiento de las reservas no es lo suficientemente rápido y la deuda pública sigue siendo un fantasma para el equipo económico», según se afirma En este asunto.

En la práctica, todo esto significa que el nivel de pobreza en la sociedad ha alcanzado nuevos niveles y, antes de que mejore, el panorama debe empeorar, como dijo el actual presidente, Javier Milei (La Libertad Avanza), durante su toma de posesión en 2023.

Pero, ¿qué posición tiene el sector de la salud en medio de todo esto?

Macroeconomía frente a salud

La pandemia de la COVID-19 afectó profundamente al sector de la salud y a la economía mundial, pero las consecuencias en Argentina fueron un poco más graves y sus efectos se siguen sintiendo de manera significativa en la actualidad.

Según Omar Lopez Mato, oftalmólogo y director médico de Instituto de Visión, en Buenos Aires: «en Argentina, el nivel de pobreza aumentó en un 50%. En otras palabras, la mitad de los argentinos se empobrecieron en los últimos años, mientras que en la década de 1970 este porcentaje era inferior al 5%», dice López Mato.

En el mercado de la salud, las consecuencias de este marco económico han repercutido en el aumento de los costos con mano de obra, cadena de suministro y medicamentos. Sin embargo, aunque hay varias cuestiones, hay una que actualmente destaca: la compensación.

La búsqueda de mejores salarios

Con respecto al trabajo, la disminución del poder adquisitivo hizo que el primer semestre de este año estuviera marcado por conflictos salariales entre los profesionales de la salud y las instituciones.

En mayo, la situación culminó con huelgas y protestas. Según el portal de noticias El cronista, los sindicatos de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Salud de Argentina (FATSA) pasaron tres días protestando y ausentándose de sus turnos en clínicas y hospitales, con el objetivo de impulsar las negociaciones salariales.

En este sentido, el oftalmólogo refuerza el tema de la discrepancia entre el costo de las citas médicas y las cantidades que reciben los médicos. «En Argentina, una consulta oftalmológica, por ejemplo, cuesta entre 2 y 10 dólares (algo en el rango de 10 a 54 reales), mientras que en Brasil alcanza los 20 dólares (108 reales) y en Uruguay 25 dólares (136 reales)», compara López Mato. Sin embargo, los bajos salarios no solo afectan a esta especialidad.

En general, el pago por el servicio que brindan los médicos y enfermeras en el país es muy bajo. Según el portal Río Negro, que informa sobre la provincia del mismo nombre, muchos profesionales abandonan las instituciones de salud pública para tratar de obtener una mejor compensación dentro del sistema privado.

En un hospital público, una enfermera recibe unos 750.000 pesos (unos 4.200 reales), mientras que un cirujano recibe a partir de 900 000 pesos (unos 5.040 reales). Paralelamente, el sistema privado ofrece menos estabilidad, además de exigir a los profesionales que se adapten al régimen de recaudación y pago de impuestos. Aun así, las cantidades por cobrar son significativamente más altas.

Sin embargo, la posibilidad de mayores ingresos está influenciada por la relación entre oferta y demanda de cada especialidad, junto con la cantidad de consultas y procedimientos realizados, entre otros.

Tras los conflictos salariales de principios de año, en junio se aprobó un nuevo techo de compensación. Por lo tanto, el salario promedio (convertido de pesos argentinos a reales) de algunas categorías de profesionales de instituciones de salud es:

  • Bioquímicos, nutricionistas y farmacéuticos: 4.637,85 reales
  • Obstetricia e instrumentación: 4.217,75 reales
  • Enfermeros quirúrgicos y personal de esterilización: 4.032,91 reales
  • Auxiliar técnico de rayos X: 4.032,91 reales
  • Clínicas de enfermería o ambulatorios: 3.921,99 reales
  • Personal especializado en cuidados intensivos, unidad de cuidados coronarios, enfermería, logopedia y riñón artificial: 3.921,99 reales
  • Personal asignado a la atención de pacientes mentales y nerviosos: 3.921,99 reales
  • Equipo técnico de hemoterapia, fisioterapia, anatomía patológica y laboratorio: 3.749,47 reales
  • Auxiliar de laboratorio de radiología, fisioterapia, hemoterapia, anatomía patológica y análisis clínicos: 3.749,47 reales

Aun así, algunas instituciones experimentaron una gran disminución de empleados. Esto se debe a que, además de los profesionales que acuden a la red privada, muchos realizan otras actividades, que a veces generan la misma compensación, pero requieren menos horas de trabajo por semana.

Cadena de suministro y medicamentos

Mientras tanto, mantener la cadena de suministro en funcionamiento ha sido otro desafío importante para la salud, especialmente para la salud privada.

Poco antes de que Javier Milei asumiera el liderazgo del país, muchos insumos experimentaron un aumento de precio del 200% al 400%, debido a la inflación. Este escenario, sumado al tema salarial, puso a las empresas privadas en una situación delicada, lo que provocó que las cuotas mensuales aumentaran en un 40%.

Con respecto a medicamentos, en abril de este año, el presidente de Argentina también presionó a las empresas privadas de salud para que redujeran el precio de los medicamentos, ya que los precios habían variado un 90% de diciembre a marzo. Del 14% de la población argentina que utiliza la atención médica prepaga, las personas mayores son las que más se sienten con respecto a los aumentos. Esto se debe a que muchos perdieron parte de sus ingresos debido a los recortes jubilaciones, además de la baja tasa de reajuste, que aumentó solo un 27%.

Dada la magnitud de la crisis del mercado de la salud, la Cámara de Instituciones de Diagnóstico Médico (CADIME) ya había presentado a los candidatos algunas propuestas para reformar el sistema de salud en las últimas elecciones. En cuanto a la reforma, la idea sería ralentizar la consolidación de los oligopolios, de modo que las pequeñas y medianas empresas no se vean perjudicadas aún más, ya que su fin representaría una tasa de desempleo aún mayor.

Otros costos para las instituciones

Entre otros costos, el oftalmólogo Omar López Mato también señala que las dificultades financieras se han visto agravadas por los requisitos legales relacionados con la atención de personas con discapacidades. «Aquí en Argentina, las obras sociales (OS) y las prepagas deben cubrir los costos relacionados con la asistencia a las personas con discapacidad, lo que genera una carga financiera adicional significativa», dice el experto, destacando la diferencia en comparación con otros países en los que el Estado asume esta carga.

Aún en opinión del director médico de Instituto de Visión, otro punto que requiere la atención del sector de la salud argentino es el administración de clínicas, porque es habitual que estén a cargo de familiares sin formación médica. Dado que los economistas y otros directivos controlan estas instituciones, es difícil negociar con estas empresas.

En cuanto a la especialidad con la que trabaja, Omar también cita como un desafío regulación de la profesión de oftalmólogo. Esto se debe a la falta de criterios claros para la certificación de los especialistas en el país, lo que crea incertidumbres con respecto a la calificación de los profesionales. «Queremos crear un criterio único para quienes puedan autodenominarse oftalmólogos y certificar a los cirujanos, a fin de garantizar la calidad de la atención», afirma el médico, haciendo hincapié en la necesidad de establecer directrices más estrictas.

El futuro del mercado de la salud en Argentina

En una comparación entre Brasil y Argentina, López Mato señala que, si bien en Brasil hay buenas oportunidades de consolidación en el mercado brasileño —donde los fondos de inversión han realizado grandes adquisiciones para crear grandes redes de clínicas—, en Argentina, el mercado está muy concentrado en Buenos Aires, lo que limita el potencial de expansión y eficiencia del sector.

La crisis económica también afectó a las inversiones en tecnología en el área de la salud. Si bien la oftalmología es una de las especialidades más competitivas de la Argentina, López Mato señala que las inversiones necesarias para mantener este estándar se están volviendo inviables. «Para establecer un consultorio de oftalmología, es necesario invertir entre 30 y 40 mil dólares en equipos, algo que otras especialidades médicas no requieren», explica.

Finalmente, a pesar de todas estas dificultades, López Mato cree que hay un gran potencial en el sector de la salud argentino, pero advierte que, antes de avanzar en las nuevas tecnologías, es necesario resolver los problemas estructurales y económicos que limitan el crecimiento y la eficiencia del sistema de salud en el país.