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Uruguay: panorama, estructura del sistema, historia y desafíos de la salud uruguaya

Comprenda cómo funciona el sistema de salud uruguayo y qué puede enseñar sobre el acceso y la eficiencia en la región

Letícia Maia

En el continente americano, uno de los países que más invierte en salud es Uruguay, que ocupa el cuarto lugar como inversor en salud pública, solo superado por Cuba, Estados Unidos y Canadá, según datos de la Organización Mundial de la Salud.

Para alcanzar este nivel, el gobierno uruguayo suele destinar del 8 al 10% del Producto Interno Bruto anualmente (PNB) para el sector de la salud: porcentajes que incluyen los sistemas público y privado. En la práctica, como se muestra en el Anuario Estadístico de 2024, se destinan alrededor de 100 mil millones de pesos uruguayos a la salud pública. Como ejemplo, vale la pena considerar que Brasil destinó 179 mil millones de reales a la salud en 2023 y 215 mil millones en 2024, según datos de Agência Gov; sin embargo, Uruguay es un país de 3 millones de habitantes y poco más de 176 mil kilómetros de largo, mientras que Brasil tiene 212 millones de habitantes y más de 8 millones de kilómetros de longitud.

Por lo tanto, es posible decir que el acceso a la atención médica en Uruguay se produce a través de un sistema mixto y universal. Además, es considerado uno de los mejores del mundo, gracias a su enfoque en la estructura y la atención primaria, un enfoque que permitió obtener mejores indicadores de salud que los de sus vecinos. Por ejemplo:

  • Tienen una de las tasas de esperanza de vida más altas de América Latina, con un promedio de 78,73 años, un número superior al promedio regional; por ejemplo, el IBGE señaló en 2023 que el promedio brasileño era de 76,4 años.
  • Uruguay tiene una de las proporciones más altas de médicos por habitante de América Latina. Según el Index Mundi, los datos de 2017 muestran que el país tenía 4,94 médicos por cada mil habitantes, un índice que destaca en la comparación regional.

  • En 2006, fue la primera en América Latina en prohibir fumar en entornos públicos cerrados. En los años siguientes, avanzó en temas delicados: en 2012, legalizó la interrupción voluntaria del embarazo bajo ciertas condiciones, y en 2013, aprobó la legalización del cannabis para uso recreativo, regulando la producción y la venta a partir de 2014.

Sin embargo, vayamos al grano.

Después de todo, ¿cómo funciona el acceso a la atención médica en Uruguay?

Características principales

El Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) de Uruguay, establecido por la Ley 18.211 en 2007, se basa en los principios de la salud como un derecho humano universal y un bien público, con responsabilidad estatal.

Para lograr este objetivo, el sistema integra a los proveedores públicos y privados, un modelo que permite ofrecer una cobertura universal a través de 42 proveedores de salud integrales, con base en el conjunto de servicios establecidos en Plan integral de atención médica (SUMIDEROS).

  • Financiamiento — Se lleva a cabo a través del Fondo Nacional de Salud (FONASA), un fondo público y obligatorio con contribuciones de los trabajadores, las empresas y el Estado.
  • Modelo de atención: organizado por niveles de atención, con énfasis en la atención primaria de salud (APS) como puerta de entrada al sistema.
  • Administración y regulación: la administración del SNIS está centralizada en el Ministerio de Salud Pública (MSP), responsable de formular políticas, regular a los proveedores y supervisar la prestación de servicios.

En comparación con otros países de América Latina, se puede observar que, en 2021, Uruguay registró el mayor gasto per cápita en salud de la región, con un total de 1.620,33 dólares. Como lo señaló Datos del Banco Mundial, esta cantidad supera las inversiones de países como:

  • Chile: 1.518,04 dólares;
  • Argentina — 1.044,77 dólares;
  • y Brasil: 761,27 dólares.

En cuanto a los gastos directos de salud, los famosos gastos «de bolsillo», Uruguay reportó un monto de 256,81 dólares per cápita en 2019, según datos de Índice Mundi. Si bien es significativa, esta cantidad es inferior a la de Chile (451,26 dólares estadounidenses) y Argentina (261,65 dólares), pero superior a la de Brasil (212,32 dólares estadounidenses), lo que sugiere una carga financiera moderada para los uruguayos en comparación con sus vecinos.

Historia del sistema de salud

El sistema de salud de Uruguay comenzó a tomar forma en el siglo XIX, basado en las llamadas «sociedades de socorro mutuo». Estas asociaciones, creadas por inmigrantes europeos y dirigidas principalmente a trabajadores, pequeños comerciantes y profesionales autónomos, funcionaban como una red de atención médica comunitaria.

Segundo artículo publicado en la revista Sociedad y Estado, el modelo se consolidó como uno de los pilares de la prestación de servicios de salud a la población urbana en las primeras décadas del siglo XX, gracias a la creciente membresía de la clase media.

Aún en ese período, el país comenzó a implementar una serie de políticas de protección social. En 1904, el Fundación de Jubilación Civil. Tres años después, llegó el turno de Oficina Nacional del Trabajo y otras leyes laborales se promulgarían en las décadas siguientes, lo que ampliaría el alcance de la seguridad social en el país.

La consolidación de la salud como política pública tuvo lugar en 1934, con la creación del Ministerio de Salud Pública (MSP), con base en la Ley Orgánica de Salud Pública. La creación de una nueva carpeta ayudó a incorporar las estructuras existentes, como Consejo Nacional de Higiene y Asistencia Pública Nacional.

De 1973 a 1985, la política de la época promovió sucesivos recortes presupuestarios, que acabaron comprometiendo la oferta y la calidad de los servicios. Sin embargo, con la redemocratización, el país inició un proceso de reestructuración del sector.

Años más tarde, ya en 2008, llegó el turno de implementar el Sistema Nacional Integrado de Salud (PECADOS), regulado por la Ley 18.211. Este modelo ayudó a reorganizar los servicios públicos y privados existentes, además de crear el Fondo Nacional de Salud (Fonasa), con recursos provenientes de las contribuciones de los trabajadores, las empresas y el Estado.

Luego, esta nueva estructura también adoptó la Atención Primaria de Salud (MAPAS) como pilar, un enfoque que apunta a garantizar la cobertura universal mediante la prevención de enfermedades, la promoción de la salud y el acceso temprano al diagnóstico y el tratamiento, como lo demuestra una encuesta en el sitio web del Instituto de Estudios Avanzados de la USP sobre los sistemas iberoamericanos.

Desafíos de salud en Uruguay

Si bien el sistema de salud uruguayo tiene objetivos bien definidos, que se centran en la equidad y la calidad, estudios como el publicado en la revista Ciencia y salud colectiva Señalan que uno de los obstáculos para lograr este objetivo en todas las regiones es dificultad para integrar los niveles de atención, lo que puede comprometer la continuidad y el resultado clínico de la atención.

En este sentido, un punto de atención que ha surgido recientemente es el tipo de servicios con pago adicional. Denominados «planes VIP», se trata de un recurso que utilizan los planes de salud privados para cobrar una tarifa adicional por la prestación de servicios que, en teoría, ya están contemplados en un contrato. Según un Reportaje publicado por el periódico La Diaria, publicado en octubre de 2024, estas acciones han crecido incluso entre las instituciones que forman parte del SNIS, lo que contribuye a las desigualdades en el acceso.

Incrustado en este número está el debate sobre calidad de la atención que, según los expertos entrevistados por El diario, Se ve obstaculizado por ausencia de un sistema nacional de acreditación y control de calidad. En consecuencia, los líderes de salud pública comenzaron a analizar las propuestas para la creación de un organismo independiente para establecer los parámetros técnicos y monitorear el cumplimiento por parte de los proveedores.

Otra demanda creciente está relacionada con salud mental, especialmente entre la población de edad avanzada. Según un Informe de El País, publicado en abril de 2025, destacó el aumento de los casos de suicidio entre personas mayores de 65 años. Este fenómeno está asociado a la desconexión social tras la jubilación y a la percepción de ser más cuidadores que cuidadores. Para las autoridades de salud, esto es el resultado de las brechas en las políticas públicas de prevención e integración de los sistemas de atención.

Por último, otro tema preocupante es la mortalidad infantil. Recientemente, el Ministerio de Salud Pública uruguayo advirtió que esta tasa pasó de 6,2 por cada mil nacidos vivos en 2022 a 7,3 en 2023. La cifra contrasta con la tendencia a la baja observada en años anteriores y está asociada a las desigualdades del país, según La Diaria.