Antes de que la sigla ESG se convirtiera en el concepto que conocemos hoy, la idea de responsabilidad social en los negocios se veía principalmente desde la óptica de Milton Friedman. Esto se debe a que, en 1970, el economista publicó en el periódico The New York Times el artículo “La Responsabilidad Social de los Negocios es Aumentar sus Beneficios”, donde defendía que la gran responsabilidad de las empresas era maximizar los beneficios para los accionistas.
Con el paso de los años, el debate sobre responsabilidad social ganó amplitud hasta convertirse en lo que ahora conocemos como ESG, un término utilizado por primera vez en 2004 por Kofi Annan, quien en ese momento era secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En esa época, a través de la campaña “Who Cares Wins”, Annan hizo una invitación a los líderes para que pensaran en resultados más allá del beneficio financiero.
Desde entonces, la sigla para "Environmental, Social and Governance" (en español, "Ambiental, Social y Gobernanza") pasó a significar una idea mayor. La interpretación actual indica el compromiso de las instituciones con sus empleados, clientes, inversionistas, el medio ambiente y toda la sociedad.
En el sector salud, a medida que las definiciones y prácticas ESG han ganado madurez, se entiende que alinearse con este enfoque no significa solamente reducir costos, emisiones de carbono y mejorar la reputación de una empresa, sino también ampliar el acceso a servicios de salud de calidad.
¿El sector salud debe pensar en ESG?
Frecuentemente, los líderes del sector salud discuten cómo los problemas del sector se retroalimentan. Por ejemplo, no estimular prácticas de prevención de enfermedades implica un sistema de salud sobrecargado. Al mismo tiempo, la ausencia de innovación y agilidad en los procesos resulta en el desperdicio de recursos y el aumento de costos.
Aunque actualmente hay quienes cuestionan los retornos que las prácticas ESG generan para las compañías, la perspectiva ofrecida por los datos más recientes es que la adopción de estas medidas está alcanzando un punto de madurez y ya está generando retornos financieros.
Por ejemplo, de acuerdo con el informe “Panorama ESG 2024”, elaborado por Amcham, 7 de cada 10 empresas brasileñas ya comenzaron a adoptar prácticas sostenibles. Además, en comparación con el año 2023, se registró un aumento del 24% en el número de empresas brasileñas que adoptaron prácticas sostenibles. Asimismo, en 2023, la investigación “Mejores para Brasil” demostró que las empresas con prácticas ESG tuvieron un retorno financiero un 615% superior al índice Ibovespa.
Los pilares del ESG convergen con las ambiciones de un sistema de salud más saludable —es decir, menos propenso a colapsar— y más justo. A continuación, veremos algunos ejemplos y datos que muestran cómo la adopción de prácticas ESG ha contribuido a la reducción de desperdicios y mejora de procesos en el sector salud.
Cómo generar impactos positivos en el sector salud
Ambiental
Representando la letra “E” de la sigla ESG, están las cuestiones ambientales asociadas al sector salud. En 2019, un estudio de Health Care Without Harm, realizado en colaboración con ARUP, señaló que el sector es responsable de aproximadamente el 4,4% de las emisiones globales de CO₂. Aunque este porcentaje puede parecer bajo, equivale a las emisiones de 514 plantas de carbón.
En lo que respecta a la contaminación, la baja calidad del aire puede contribuir a enfermedades más “simples” —como amigdalitis, faringitis, asma y neumonía— o incluso casos más graves, como cáncer de pulmón y sobrecarga del sistema cardiovascular, aumentando el riesgo de ataques cardíacos. Según este artículo, los casos de infarto agudo de miocardio representan un costo significativo para el Sistema Único de Salud (SUS), superando los 794 millones de reales.
La adopción de energía renovable ha demostrado un gran potencial para reducir las emisiones en el sector hospitalario. En países europeos, como Portugal, los hospitales han implementado tecnologías como paneles solares, lo que ha generado una reducción significativa en las emisiones de CO₂. Un ejemplo es el programa de sostenibilidad del NHS (National Health Service) en el Reino Unido, que planea reducir sus emisiones de carbono en un 80% para 2028 mediante el uso de energía renovable, según el informe de sostenibilidad publicado en 2020. Esta tendencia también puede replicarse en Brasil, dada la abundancia de recursos renovables en el país, como la energía solar.
Además, en 2020, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señaló que, en Brasil, se generan cerca de 253 mil toneladas de residuos hospitalarios anualmente. Los residuos hospitalarios son grandes contribuyentes a la contaminación del suelo y del agua, lo que puede ocasionar daños diversos a la salud, como intoxicación de órganos o tejidos, infecciones, cánceres e incluso malformaciones fetales.
No es casualidad que la norma 306 de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (ANVISA) determine que los residuos hospitalarios deben separarse en 5 categorías: potencialmente infecciosos, químicos, desechos radiactivos, residuos comunes y cortopunzantes. En este sentido, la adopción de tecnologías como la energía solar, el reciclaje de materiales y la gestión de recursos ayudan a reducir significativamente la huella ambiental y los riesgos para la sociedad.
Social
En una convergencia de intereses, las estrategias para mayor eficiencia operativa contribuyen tanto a cuestiones ambientales como sociales y de sostenibilidad empresarial. La adopción de prácticas ESG con enfoque en el pilar social reduce desigualdades en el acceso, fomenta la salud preventiva y mejora la experiencia de los pacientes.
Para ello, las empresas de salud recurren cada vez más a tecnologías SaaS (Software como Servicio), como sistemas de gestión e inteligencia artificial, que optimizan procesos hospitalarios, además de contribuir a la reducción de costos y la mejora de la eficiencia en la atención y otras tareas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 40% del desperdicio en el cuidado ambulatorio en salud en Brasil proviene de medidas asistenciales inadecuadas o ineficaces. Como estrategia para este escenario, cada vez es más común que las empresas recurran a prácticas de digitalización y telemedicina, ya que no solo reducen la huella de carbono, sino que también amplían el acceso a la atención, especialmente en áreas remotas.
Hablando específicamente sobre accesibilidad, vale la pena considerar que, en Brasil, tres de cada cuatro brasileños enfrentan barreras para acceder a los servicios de salud. Esta información proviene de un estudio realizado por investigadores del University College London, en colaboración con Haleon y Economist Impact, que entrevistó a más de 42 mil personas de 40 países. Entre las principales dificultades enfrentadas por los brasileños, la investigación destacó:
- 56% menciona la falta de citas disponibles;
- 29% señala horarios inconvenientes de los servicios;
- Para el 15% de los entrevistados, el problema radica en la distancia o el costo del transporte.
Gobernanza
En lo que respecta a gobernanza, la prioridad está en procesos y estructuras formalizadas para la implementación de buenas prácticas, además de garantizar la transparencia. En 2023, Amcham señaló en el informe “Panorama ESG 2023” que el 64% de las empresas brasileñas ya tenían estrategias formalizadas de ESG.
En términos prácticos, una buena gobernanza de los datos de salud permite reunir información que contribuye a aumentar la eficiencia y resiliencia de los sistemas de salud, además de mejorar el acceso a los servicios y promover la equidad en la salud.
Por ejemplo, un estudio realizado en Kenia demostró que la implementación de estructuras mejoradas de gobernanza y el uso de paneles de datos contribuyeron a la identificación y resolución de cuellos de botella en las cadenas de suministro de salud pública, mejorando la disponibilidad de productos esenciales para la población.
Exemplos da Green Rock
En Green Rock, la práctica de ESG no es solo una meta, sino una estrategia para generar un futuro más saludable e inclusivo. A pesar de que nuestra trayectoria apenas está comenzando, como presentamos a continuación, diversas iniciativas de nuestro portafolio de inversiones ya han demostrado impactos positivos para la sociedad.
A través de la metodología de Retorno Social de la Inversión (SROI, por sus siglas en inglés), Green Rock mide y valora el impacto social, ambiental y económico de sus iniciativas, yendo más allá de los indicadores financieros tradicionales.
Desde su fundación en 2019, Green Rock ha invertido 70 millones de reales en más de 20 empresas, impactando directamente a más de 2 millones de vidas. Entre los resultados alcanzados en 2023, destacan:
- 96 millones de reales generados en valor para la sociedad, reflejando el impacto positivo en comunidades y sistemas de salud;
- Cerca de 30 mil pruebas y tratamientos realizados, ampliando el acceso a cuidados esenciales;
- Más de 30 mil horas optimizadas en el sector de salud, promoviendo la eficiencia en operaciones y atención;
- 354.654 pacientes beneficiados con acceso a cuidados de salud, mostrando la efectividad de las soluciones apoyadas.
Por último, aunque ESG exige esfuerzos continuos y graduales, cada esfuerzo contribuye a un futuro con personas y negocios más saludables.